JV & JB

¿A cuento de qué aparece Jorge V. en mi vida, mil años después, desnudo, guapo como nunca lo fue y besuqueándome por todos los rincones de una facultad desconocida? Mis sueños me están traicionando a intervalos cortos. Sueños crueles, crueles. No sé por qué sé que era Jorge. Y no sé nada más. A mí lo que me preocupa es este asunto de los besos en la boca, que me sacuden todo el resto del cuerpo como no me ha ocurrido despierto casi nunca. Al menos hoy no me ha dejado nadie llorando. Tampoco feliz. También me pregunto por qué Jorge, que nunca me gustó mucho. Que él estuviese desnudo, apretujándome contra la pared, a la vista de todo el mundo, me cortaba un poco, pero sólo un poco. No lo recuerdo como un horror, la verdad. Me ha gustado… Me ha gustado que Jorge, tan machito y tan V., me besase de ese modo, me sedujese así, algo otra vez mucho más tierno que sexual, algo que tiene mucho que ver con enamorarse, con esa sensación de bajada de montaña rusa mientras alguien te chupetea los labios sin asco, sin violencia. Y me despierto pensando en esta facilidad urgente que tiene mi yo soñante para enamorarse, pero no le doy mucha importancia. Cualquier Mamen del tres al cuarto me haría reír diciendo qué me falta, qué anhelos oscuros y densos se esconden bajo el edredón naranja de mis sueños. Qué carencias y qué faltas trae Jorge V. bajo el brazo, como único traje, para al final hacerme ir al trabajo con una media sonrisa. En el sueño Jorge y yo éramos jóvenes, asquerosamente jóvenes, pero era hoy, o ayer. Era cualquier día de estos.

It’s never over,
my kingdom for a kiss upon her shoulder
It’s never over,
she’s the tear that hangs inside my soul forever

Jeff Buckley «Lover you should’ve come over»